La Elena y la risa

La Elena es pobrecita. Mide menos de uno cincuenta y, cuando habla, cierra los ojos porque las lágrimas le salen siempre de a montones. Vende verdura en la calle San Lorenzo y dice que la vida ha sido mala, vea señorita Mariana, mala, mala y humillante. 

Con la vocecita de boliviana dulce siempre cuenta de manera muy desordenada cómo le mataron al marido, delante de ella y de los cinco hijos. Cómo perdió la cortada de ladrillos, fue viviendo de acá para allá, aprendió a decir